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sábado, 12 de julio de 2014

Ayn Rand: ¿Que es un derecho? ¿Es suficiente la democracia para sostener la cooperación social? ¿Puede existir una sociedad sin un código moral? ¿Constituye un principio moral «El mayor bien para, el mayor número»?

Ideas sobre la Libertad, 
                                           por Ayn Rand (16/12/1974).



1. ¿Cuál es el problema fundamental en el mundo actual?

El gran problema de nuestros días radica en el enfrentamiento de dos principios: el Individualismo y el Colectivismo.
El Individualismo sostiene que el hombre tiene derechos inalienables que no pueden ser conculcados por ninguna otra persona, grupo o colectividad. Por consiguiente, el hombre existe por su propio derecho y para su propio fin y no para el que persigue el grupo.
El Colectivismo mantiene la tesis de que el hombre no tiene derechos; que su trabajo, su cuerpo y su personalidad pertenecen al grupo; que el grupo puede hacer de él lo que le plazca, de la manera que desee y para cualquier fin que crea conveniente para el bienestar del grupo. Por lo tanto, cada individuo existe porque el grupo le permite y para la causa que persigue el mismo. Estos dos principios constituyen las raíces de los dos sistemas sociales antagónicos. El conflicto básico del mundo actual es entre estos dos sistemas.

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2. ¿Qué es un sistema social?

Un sistema social es un código de leyes que los hombres observan a fin de vivir en armonía. Tal código deberá contemplar un principio básico, un punto de partida o no podrá ser enunciado. El punto de partida lo constituye la siguiente pregunta: 
¿El poder de la sociedad es limitado o ilimitado?
El Individualismo responde: El poder de la sociedad está limitado por los derechos individuales e inalienables del hombre. La sociedad puede promulgar leyes mientras no constituyan violación de los derechos individuales. El Colectivismo, por su parte, dice: 
El poder de la sociedad no tiene límites. La sociedad puede dictar la ley o leyes que desee con carácter obligatorio, viole o no derechos y del modo que la sociedad juzgue conveniente.
Ejemplo : Bajo un sistema individualista, un millón de personas no permiten la vigencia de una ley que autorice matar a una persona para beneficio de este conglomerado. Si esto llegare a suceder estarían violando la ley que protege el derecho a la vida; violación que constituye un delito merecedor de una sanción. En cambio, en el sistema colectivista, un millón de hombres (o cualquiera que se arrogue su representación) puede promulgar una ley que permita matar a una persona (o cualquier grupo de individuos que constituyen una minoría) en el momento que ellos juzguen que esta muerte, puede constituir un beneficio. El derecho a la vida no está reconocido. En el sistema individualista es ilegal matar a un hombre, pudiendo el afectado hacer uso de legítima defensa propia. En este caso, la ley está de parte de un DERECHO. En el colectivismo, es legítimo para la mayoría matar a un hombre y es ilegal el que éste se defienda. La ley está de parte del NUMERO. En el primer caso, la ley representa un principio moral. En el segundo caso, la ley representa la idea de que allí no existen principios morales y, los hombres pueden hacer lo que les venga en gana a condición de que haya un número suficiente de ellos. Bajo un sistema individualista, los hombres son siempre iguales ante la ley. Cada uno tiene idénticos derechos ya sea considerado en forma aislada o como parte de un grupo de un millón. En el sistema colectivista, los hombres tienen que conspirar unos contra otros y quién mejor lo logre obtendrá todos los derechos, mientras que el perdedor (ya sea uno o un grupo minoritario) no los tendrá. Cualquier persona puede ser un amo absoluto o un esclavo sin remedio según su capacidad de intriga o conspiración. 
Un ejemplo del primer sistema: Los Estados Unidos de Norteamérica. (Remitirse a la Declaración de Independencia). Una muestra del segundo sistema constituye la Rusia Soviética y la Alemania Nazi. 
Bajo el sistema Soviético, millones de campesinos o «Kulaks» fueron exterminados por la ley, una ley que se justificaba en el pretexto del interés conveniencia o beneficio de la mayoría y que satisfacían al grupo dominante de turno, grupo que se caracterizaba por ser anti-kulak. 
En el sistema Nazi, millones de judíos fueron exterminados en base a una ley justificada en el pretexto de convenir a la mayoría dominante identificada por su anti-semitismo. 
Las leyes soviética y nazi fueron el resultado consecuente e inevitable del principio de Colectivismo. 
Cuando son llevados a la práctica, principios que no reconocen la moral y los derechos humanos, lo único que se obtiene es brutalidad. 
Tenga en mente todos los puntos hasta aquí expuestos, cuando trate de decidir qué sistema social es el más apropiado. Tiene que comenzar contestando a la primera pregunta. Si el poder de la sociedad es limitado o no lo es. 
No podrá ser ambas.



3. ¿Cuál es el principio básico de un país libre?

El principio fundamental de un país libre es el Individualismo. Un país libre está sustentado en el principio de que el hombre posee derechos inalienables:
Que estos derechos pertenecen a cada hombre como individuo, no a los hombres considerados como un grupo o colectividad. 
Que estos derechos son una posesión individual, incondicional, privada y personal de cada hombre y no son posesión de un grupo público, social o colectivo. 
Que estos derechos están adjudicados al hombre por el hecho de su nacimiento como tal, no por un acto de la sociedad. 
Que el hombre mantiene estos derechos, no como provenientes de la colectividad, ni para la sociedad, pero si, para defenderse de la sociedad (y constituyen una barrera que la sociedad no debe traspasar). 
Que estos derechos son la protección al hombre frente a los demás. 
Que solamente en base de estos derechos, pueden los hombres, tener una sociedad de libertad, justicia, dignidad humana y decencia. 
La Constitución de los Estados Unidos de América no es un documento que limita los derechos del hombre, sino un documento que limita el poder de la sociedad sobre el hombre.



4. ¿Qué es un derecho?

Un derecho es la ratificación de un acto independiente. Un derecho es aquello que puede ser ejercitado prescindiendo del consentimiento de cualquier otra persona. Si usted existe porque la sociedad le permite existir, usted no tiene EL DERECHO a su propia vida. Un permiso puede ser revocado en cualquier momento.  Si antes de emprender alguna acción, debe obtener el consentimiento de la sociedad, usted no es libre, aunque tal autorización le sea otorgada. 
Solamente los actos de un esclavo están sujetos a permiso. Una autorización no constituye un derecho. No cometa el error, en este punto, de pensar que un trabajador es un esclavo y que mantiene su posición por la autorización de su patrón o empleador. El no lo ocupa por permiso, sino por un contrato al que ha llegado por mutuo y voluntario acuerdo. Un trabajador puede dejar su empleo en cualquier momento. Un esclavo no puede.



5. ¿Qué se entiende por un derecho inalienable del hombre?

Los derechos inalienables de los hombres son: VIDA, LIBERTAD y BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD. 
El derecho a la vida significa que el hombre no puede ser privado de su vida para el beneficio de otro u otros hombres.
El derecho a la libertad significa que el hombre tiene derecho a acción individual, alternativa individual, iniciativa propia y propiedad individual. 
Sin el derecho a la propiedad privada no hay posibilidad de actuación independiente.
El derecho a la búsqueda de la felicidad significa el derecho del hombre a vivir por sí mismo, escoger lo que constituye su propiedad privada, personal, bienestar individual y a trabajar para su consecución, mientras respete iguales derechos en los demás. Esto significa que el hombre no puede ser forzado a consagrar su vida para la felicidad de otro u otros hombres. Lo que quiere decir que la colectividad no puede decidir cuál es el propósito de la existencia de un hombre ni tampoco determinar u obligarle a sumarse a su elección de bienestar




6. ¿Cómo reconocemos los derechos de los demás?

En vista de que el hombre tiene derechos individuales e inalienables, ello significa que iguales derechos son mantenidos individualmente por cada hombre, por todos los hombres y permanentemente.
Por lo tanto, los derechos de un hombre no pueden y no deben violar los derechos de otro. 
Por Ejemplo: Un hombre tiene el derecho de vivir, pero él no posee el derecho a disponer de la vida de otro. Tiene el derecho de ser libre, pero no el derecho a esclavizar a otro hombre. Tiene el derecho a escoger su propia felicidad, pero no a decidir que esa felicidad resida en la miseria (muerte, robo o esclavitud) de otra persona. Los mismos derechos sobre los que define su actuación los posee otro hombre y deben servir como guía para indicarle lo que debe o no debe hacer.
No cometa el error del ignorante que piensa que un individualista es un hombre que dice: «Yo hago lo que me place a expensas de cualquiera». Un individualista es un hombre que reconoce los derechos individuales, inalienables del hombre, los suyos y los de los demás. Un individualista es un hombre que dice: «No atropellaré la vida de nadie pero no permitiré que me atropellen. No reglamentaré y no seré reglamentado. No seré un amo ni un esclavo. No sacrificaré mi persona por los demás ni tampoco permitiré el sacrificio de los demás por mí». Un colectivista es un individuo que dice: «juntémonos camaradas y hagamos todo lo que nos dé la gana»

7. ¿Cómo determinamos que un derecho ha sido violado?

Un derecho no puede ser violado excepto por fuerza física. Un hombre no puede privar de su vida a otro, ni tampoco esclavizarle o prohibirle buscar la felicidad, excepto usando la fuerza física. Cada vez que un hombre es obligado a actuar sin su libre, personal, individual y voluntario consentimiento, sus derechos han sido violados. Por consiguiente, podemos trazar una división precisa entre los derechos de uno y otro hombre. Esta es una división objetiva, no como resultado de diferencias subjetivas, ni de decisiones de la mayoría, ni de un decreto arbitrario de la sociedad. NINGUN HOMBRE TIENE EL DERECHO DE INICIAR EL USO DE LA FUERZA FISICA CONTRA OTRO HOMBRE.
La regla práctica de conducta en una sociedad libre, en una sociedad individualista es clara y precisa; usted no puede esperar o reclamar ninguna acción de otro hombre, excepto a través de su libre y voluntario consentimiento. 
En este punto no se deje confundir por un viejo truco colectivista como el siguiente: En definitiva no existe la libertad absoluta, pues usted no puede asesinar a nadie; por lo tanto, no es libre para matar; en tal virtud, la sociedad se reserva el derecho de restringir su libertad del modo que juzgue conveniente; en consecuencia, despójese de la ilusión de libertad, la libertad es lo que la sociedad determina que sea.  No es la sociedad, no es tampoco algún derecho social, el que le prohibe matar sino el derecho individual, inalienable de otro hombre a vivir. Esto no es un «compromiso» entre dos derechos sino una línea divisoria que preserva los derechos de los dos para que se mantengan intactos. La división no se deriva de un mandato de la sociedad, sino de su propio derecho individual e inalienable. La demarcación de estos límites no son establecidos por la sociedad sino que está implícita en la determinación de su propio derecho. Dentro de la esfera de su propio derecho, su libertad es absoluta.

8. ¿Cuál es la función específica del gobierno?

La función específica del gobierno es la de salvaguardar los derechos individuales del hombre; esto significa proteger al hombre contra la fuerza bruta. En un sistema social apropiado, los hombres no utilizan la fuerza contra ningún otro hombre; la fuerza puede ser empleada solamente en caso de legítima defensa, esto es, en defensa de un derecho violado por la fuerza. Los hombres delegan al gobierno el poder de usar la fuerza como retaliación y solamente como retaliación (represalia o respuesta de castigo ante una agresión).

9. ¿Puede existir una sociedad sin principios morales?

Un gran número de personas hoy en día mantiene la noción infantil de que la sociedad puede hacer lo que le plazca, que los principios son innecesarios, que los derechos son únicamente una ilusión y que la conveniencia es la guía práctica de acción. Es verdad que una sociedad puede abandonar sus principios morales y convertirse en un rebaño que corre hacia su destrucción. Esto es tan cierto como que un hombre puede cortarse su propio cuello en el momento que él elija. Pero un hombre no puede hacer esto si desea sobrevivir. Y la sociedad no puede abandonar sus principios morales si espera existir. 
La sociedad está constituida por un gran número de personas que viven en un mismo país y se relacionan entre sí. A menos que haya un código moral definido y objetivo, el cual los hombres comprendan y observen, no tienen una manera racional de tratarse entre ellos, ya que nadie puede saber lo que les aguarda de sus conciudadanos. La persona que no reconoce la moralidad es el culpable; usted no puede hacer nada cuando trata con un criminal, excepto tratar de aplastarle el cráneo antes que él le aplaste el suyo; no tiene otro lenguaje, ni términos de conducta mutuamente aceptados. Hablar de una sociedad sin principios morales es abogar a interceder a fin de que los hombres hallen agrado en convivir como criminales. 
Por tradición, observamos tantos preceptos morales sin analizarlos y sin darnos cuenta que una infinidad de nuestras acciones cotidianas, son posibles únicamente porque están basadas en principios morales. ¿Cuál es la razón de ir confiadamente al interior de la sección de un almacén, hacer la compra y salir ileso nuevamente? La gente que le rodea necesita también mercaderías; la multitud podría fácilmente someter por la fuerza a las pocas vendedoras, saquear el almacén, hasta arrebatar sus paquetes y su bolso sin dificultad. ¿Por qué no lo hacen? No hay nada para detenerlos, ni nada para protegerle, excepto el principio moral de su derecho individual a la vida ya la propiedad.
No cometa la equivocación de pensar que las multitudes están cohibidas por el miedo a la policía. No habrían suficientes policías en el mundo si los hombres creyesen que es apropiado y conveniente el saquear. ¿Y si los hombres lo imaginan así, por qué la policía no podría creerlo también? ¿Quién, entonces, seria policía? Además, en una sociedad colectivista la misión de la policía no es la de proteger sus derechos, sino el de violarlos.
Indudablemente seria viable para la multitud saquear el almacén, si aceptamos la conveniencia del momento como una regla firme y propia de acción. ¿Pero cuántos almacenes, cuántas fábricas, haciendas o casas y por cuánto tiempo tendríamos bajo semejante regla? 
Si descartamos la moralidad y la sustituimos por la doctrina colectivista del régimen absoluto de la mayoría, si aceptamos la idea que una mayoría tiene la facultad de hacer lo que le plazca y, todo aquello que ha sido hecho es correcto por la sola razón de ser ejecutada por una mayoría (constituyendo esto la norma para determinar lo correcto y lo equivocado). ¿Cómo han de aplicar los hombres esto a su vida cotidiana? ¿Quién es la mayoría? En relación a cada hombre en particular, todos los otros hombres son miembros, en potencia, de esa mayoría que puede destruirle a su arbitrio en cualquier momento. En este caso, todos y cada uno de los hombres se transforman en enemigos; cada uno teme y sospecha de todos, cada uno trataría de robar y matar primero, antes de él mismo ser robado y asesinado.
Si piensa que esto, es tan sólo una teoría abstracta, eche una mirada sobre Europa para una demostración práctica.
En la Rusia Soviética y la Alemania Nazi, ciudadanos particulares realizaron el trabajo de espiar para la G.P.U. y la Gestapo, entregando a sus familiares y amigos a la policía secreta y a las cámaras de tortura. Esta fue la aplicación concreta de la teoría del colectivismo. Esta fue la aplicación concreta de aquel slogan o lema ignorante y depravado del Colectivismo que pareciese sublime a los necios: «El bien común prevalece sobre los derechos individuales». Sin derechos individuales, no es posible el bien común. El colectivismo, que ubica al grupo sobre el individuo e incita a los hombres a sacrificar sus derechos en favor de sus hermanos, es consecuencia de una situación donde los hombres no tienen que escoger sino temer, odiar y destruir a sus hermanos. 
La paz, la seguridad, la prosperidad, la cooperación y la buena voluntad entre los hombres, todas esas cosas consideradas socialmente deseables son posibles únicamente bajo un sistema individualista, donde cada hombre está garantizado en el ejercicio de sus derechos individuales y con el convencimiento de que la sociedad existe para proteger sus derechos y no para destruirlos. Entonces cada hombre sabe lo que puede o no puede hacer a sus semejantes y, lo que éstos (uno o un millón) pueden o no pueden hacer con él.
En consecuencia es libre para tratar con ellos como un amigo y un igual.
Sin un código moral no es posible una sociedad humana idónea.
Sin el reconocimiento de los derechos individuales no es posible un código moral.

Ayn Rand. Extracto de "El Nuevo Fascismo"


10. ¿Constituye un principio moral «El mayor bien para, el mayor número»?

El mayor bienestar para el mayor número es uno de los lemas más viciados de toda la humanidad. Este slogan no tiene significación concreta y específica alguna. No hay forma de interpretarlo benévolamente.  Por el contrario, hay varias maneras en que pueden ser utilizadas como justificación a las acciones más repulsivas.
¿Cuál es la significación de «el bien» en este slogan? Ninguna, excepto: cualquier cosa que sea buena para la mayoría.
¿Quién, en un caso particular, decide lo que es bueno para la mayoría? ¡La mayoría!
En caso de considerar esto moral, tendrían que aprobarse los siguientes ejemplos, los cuales son aplicaciones exactas de este slogan en la práctica: el 51% de la humanidad esclaviza al restante 49%; 9 caníbales hambrientos se comen al décimo; un populacho linchando, asesinando a un hombre que lo consideran peligroso para la comunidad. Habían 70 millones de alemanes en Alemania y 6 millones de  judíos. La mayoría (los alemanes) apoyaron al gobierno nazi que le decía que el mayor bien seria satisfecho mediante la exterminación del grupo más reducido (los judíos), y arrebatándoles sus propiedades. Esto fue el horror llevado a la práctica por un slogan depravado aceptado en teoría. ¿Pero, podrá decirse, que alcanzó definitivamente la mayoría, en estos ejemplos, algún verdadero bienestar?
¡No! No lo alcanzó. 
Porque no se le determina por la cuantía del número, ni se lo obtiene por el sacrificio de unos para otros. Los que piensan irreflexivamente creen que este slogan insinúa de una manera vaga algo noble y virtuoso, que impela a los hombres a sacrificarse por la gran mayoría. Si es así; ¿Desearía la mayoría ser virtuosa y sacrificarse a la minoría, quien seria el depravado y aceptarlo? ¿No? 
Bien, entonces, ¿debe la minoría ser virtuosa y sacrificarse por la mayoría, quien sería el vicioso?
Los aturdidos suponen que cada hombre que proclama este slogan se ubica en forma desinteresada con la minoría por estar sacrificado a la mayoría. ¿Por qué lo haría? No hay nada que le obligue a hacerlo. Es más probable que él se adhiera a la mayoría y comience a sacrificar a los otros. En realidad lo que el «slogan» revela es que no hay posibilidad de elección, excepto robar o ser robado, aniquilar o ser aniquilado. La perversión de este «slogan» radica en la contradicción de que «El bien» de una mayoría se debería alcanzar a través del sufrimiento de la minoría; que el beneficio de un hombre depende del sacrificio de otros. Si aceptamos la doctrina colectivista de que el hombre existe solamente en consideración a la causa de otros, tendríamos como verdadero, de que cada placer que disfruta (o cada bocado de alimento) es malo e inmoral si otros dos hombres lo desean. Pero con estos fundamentos los hombres no pueden alimentarse, respirar o amar; (todo esto es egoísta. ¿Y si dos hombres desean a su esposa?) no pueden vivir juntos, y no pueden hacer nada excepto terminar con la mutua exterminación.
Solamente en base de los derechos individuales puede todo bienestar privado o público ser definido y ejecutado.
Solamente cuando cada hombre sea libre de existir por su propia voluntad, sin ser sacrificado, ni sacrificar a nadie; únicamente así, el hombre puede trabajar por su prosperidad, decidir y esforzarse por sí mismo. Y la suma total de tales esfuerzos individuales es la única forma universal y posible del bien social. No crea que lo contrario a «El mayor bienestar para la mayoría», es «El mayor bienestar para la minoría». Lo opuesto es: el mayor bienestar puede lograr cada hombre por su propio y libre esfuerzo.
Si un individualista desea preservar un país libre y su sistema vigente, la más grande contribución que puede hacer, es la de desterrar una vez por todas de su pensamiento, de su vocabulario, de su simpatía el superficial slogan: «El mayor bienestar para la mayoría». Rechace todo argumento, opóngase a cualquier proposición si éstos tienen para su justificación este slogan vicioso. Esto es una trampa. Es un precepto esencialmente colectivista. No puede aceptarlo y seguirse llamando individualista. Escoja, es el uno o es el otro.

Gary Cooper - Ayn Rand


11. ¿El motivo cambia la naturaleza de una dictadura?

La marca de un hombre honesto que le distingue de un colectivista es que sabe lo que dice y conoce su significado. Cuando decimos que mantenemos los derechos inalienables, queremos decir, justamente eso. Inalienable, significa que no podemos suspenderlo, suprimirlo, infringirlo, restringirlo o violarlo jamás, no por un instante, ni bajo ningún pretexto. No puede decir que el hombre tiene derechos inalienables excepto en temporal frío y cada segundo martes, justamente como no puede decir que «El hombre tiene derechos inalienables excepto en una emergencia», «o los derechos del hombre no pueden ser violados excepto por un buen propósito». O los derechos del hombre son inalienables o no lo son. No puede decir «semi inalienables» y considerarse aún honesto y cuerdo. Cuando comienza a poner condiciones, reservas y excepciones admite que hay algo o alguien por encima de los derechos del hombre que pueden violarlos a su antojo. ¿Quién? La sociedad, o sea el colectivismo ¿Por qué razón? Por el bien de la colectividad. ¿Quién decide cuando los derechos serían violados? La colectividad. Si esto es lo que piensa, identifíquese al sistema que pertenece y admita que es un colectivista. 
Luego, acepte todas las consecuencias que el colectivismo implica. Aquí no hay términos medios. No puede retener su pastel y comerlo también. No está engañando a nadie, sino a sí mismo. No se escude en frases prefabricadas tales como «el camino intermedio». El individualismo y el colectivismo no son los dos costados de un mismo camino con una ruta segura al medio, para usted. 
Estas son dos vías que van en dirección opuesta. Una se basa en la libertad, justicia, prosperidad; la otra, en la esclavitud, el horror, la destrucción. La elección es suya, ¡hágala!. La expansión del colectivismo a través de todo el mundo no se debe a la capacidad o talento de los colectivistas, sino a la realidad de que la mayor parte de la gente que se opone a ellos realmente creen en su propia modalidad de colectivismo. Una vez que un principio es aceptado, no triunfa el hombre indeciso, sino, el convencido; tampoco el hombre sin consistencia o decisión en aplicarlo, sino el más firme. Si participa en una carrera y dice: «yo solamente intento correr las primeras diez yardas», le ganará el hombre que dice: «correré hasta la recta final». Cuando dice: «violaré los derechos humanos un poquito», los comunistas o fascistas le destruirán porque dicen: «Voy a destruir todos los derechos humanos».
Lo que ha hecho es abrirles el camino. Por permitirse esta inicial deshonestidad y evasión, los hombres han caído en la trampa colectivista, sobre la pregunta de que si una dictadura es conveniente o no. Muchas personas denuncian la dictadura de labios para afuera. Pero muy pocas toman conciencia y se enfrentan a la dictadura tal cual es, como un mal absoluto, en cualquier forma, de cualquiera, para cualquiera, donde quiera, en cualquier momento y por más que tenga cualquier propósito.
La mayoría cree que una dictadura es terrible si es «por un mal motivo», pero no obstante, es absolutamente correcta, si lo es «por un buen motivo». Aquellos que apoyan al comunismo (habitualmente se consideran «humanitarios»), proclaman que los campos de concentración y las cámaras de tortura son una ignominia cuando son usados «egoístamente», «en beneficio de una raza» como Hitler lo hizo; pero completamente noble, sublime, cuando Stalin utilizaba «desinteresadamente», «para beneficio de las masas». Aquellos que se inclinan por el fascismo (ordinariamente se consideran «cascaron duro», «realistas») reclaman que las torturas y la esclavitud dirigidas son «impracticables» cuando se emplean «ineficazmente» como en Rusia, sin embargo, totalmente prácticas cuando se utilizan «eficientemente» como en Alemania. (Y sólo como un ejemplo exacto de dónde proviene el principio erróneo si lo pusiera en práctica; observe a esos «humanitarios» que estando tan consternados por aliviar los sufrimientos de las masas, ratifican, en Rusia, para una población íntegra, un tal estado de miseria, jamás sobrepasado en la historia. Y los llamados «realistas» que están completamente impacientes por ser prácticos, aprobaron en Alemania, el espectáculo de un país en ruina total, devastado, como resultado final de una dictadura «eficiente») Cuando argumenta sobre lo que es una buena o mala dictadura, usted ya ha aceptado y endosado el principio de dictadura. Ha aceptado una premisa de total perversión, o sea, un derecho a esclavizar a otros por una causa que usted cree es buena. En tal caso, la única cuestión es quien dirigirá la Gestapo. Jamás estará en capacidad de llegar a un acuerdo con todos sus camaradas colectivistas en lo relacionado a cuál es una «buena» causa para el uso de la brutalidad y cuál una «mala». Su definición favorita no puede ser la de ellos. Puede proclamar que es bueno asesinar a los hombres únicamente por la causa de los pobres; alguien más puede declarar que es bueno matar a los hombres en beneficio de los ricos; puede reclamar que es inmoral asesinar a cualquier persona excepto a los miembros de cierta clase; alguien más podrá decir que es depravado matar, salvo a los miembros de determinada raza. En lo único que estará de acuerdo es en la matanza. Y eso es todo lo que obtendrá. 
Una vez que defienda los principios de dictadura, invite a los hombres a hacer lo mismo. Sino aceptan su idea o no les gusta su «buen motivo» no tienen otra opción sino la de apresurarse a imponer su criterio y razones para su «buen motivo», esclavizarles antes de ser esclavizados. Una «buena dictadura» es una contradicción de distracciones. 
El conflicto no es :¿cuál es la forma apropiada de esclavizar a los hombres? Hay una execrable corrupción moral al manifestar que una dictadura puede ser justificada por un «buen motivo» o un «motivo desinteresado». Todas las tendencias criminales y brutales por las cuales la humanidad ha atravesado en el transcurso de los siglos, saliendo paulatinamente del salvajismo y le ha enseñado a reconocer como indigno e impracticable, hoy se ha refugiado bajo un pretexto «social». Muchos hombres creen que es indigno robar, asesinar o torturar para su propio beneficio pero es una virtud hacerlo en bien de los demás. Le dicen: no puede recurrir a la brutalidad para su provecho, pero, siga adelante si es necesario para los demás. Quizás la sentencia más repugnante que uno puede oír jamás es la siguiente: «Seguro, Stalin asesinó a millones, pero es justificable porque fue en beneficio de las masas». El colectivismo es el último rezago de salvajismo en la mente humana. Jamás considere a los colectivistas como «sinceros aunque equivocados idealistas». El propósito de esclavizar a algunos hombres para el bien de otros, no es un ideal. La brutalidad no es idealista y no importan cuáles sean sus designios. Nunca diga que el anhelo de «hacer el bien» por la fuerza es un buen motivo. Ni el deseo de poder ni la estupidez son buenos motivos.



16 Diciembre 1974 No. 332
Ideas Sobre Libertad
por Ayn Rand.


*«IDEAS SOBRE LIBERTAD», está traducido de un folleto publicado en inglés por THE OBJECTIVIST, 183 Madison Avenue, New York, New York 10016, con el titulo, TEXTBOOK OF AMERICANISM. Estas ideas estuvieron escritas originalmente para THE VIGIL, una publicación del Motion Picture Aliance Sor the Preservation of American Ideals, Beverly Hilís, California, con el fin de definir y aclarar los principios básicos de asuntos políticos. La serie es incompleta; las once preguntas son solamente la tercera parte de un proyecto más extenso. Copyright 1946 by Ayn Rand.
Traducción: SUSANA DE CEVALLOS.



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