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miércoles, 28 de octubre de 2015

Cualquier norma jurídica es siempre una pistola en la cabeza - Libertad Individual y Vaping.- Cooperación voluntaria y coexistencia pacífica.

Spring Valley USA 26-10-2015

Video: Spring Valley High School, Columbia, USA, 26-10-2015. El profesor requiere la presencia del Policía del Centro para desalojar de clase a una alumna que había sido expulsada y se negaba a salir. La expulsión se produce con empleo de la fuerza. No entro en el fondo de este asunto que está siendo investigado. Mas información aquí ó aquí. Es sólo un ejemplo de lo que voy a decir.



Hoy en día la gente no parece darse cuenta, pero la cuestión es que una norma jurídica, sea cual fuere, siempre es una pistola en la cabeza. Una prohibición establecida por una ley o disposición de rango inferior, se cumple por la fuerza, hasta las últimas consecuencias. Es lo que se llama la coercibilidad de las normas jurídicas. Y eso ocurre en cualquier Estado de Derecho (donde no ocurre es en las repúblicas bananeras, aunque en esto también hay grados). No importa el rango político-administrativo del órgano que la promulgue, ni la conducta que pretenda regular. Puede que la norma establezca penas leves para el infractor, pero el problema no es ese. Si el infractor o infractores no aceptan la norma ni la sanción, el aparato policial la impondrá por la fuerza, apresará a los infractores, y si oponen resistencia, las fuerzas de seguridad sacarán las porras o las armas de fuego (si la resistencia es más violenta), y, en última instancia, dispararán al infractor que se resista, aunque la pena establecida - en la legislación- fuera una simple multa por un pequeño importe.  
Cada vez que se pide a un Gobierno o Administración pública, una regulación sobre cualquier asunto, la petición lleva aparejada la amenaza de una pistola en la cabeza sobre aquel que se niegue a cumplirla, pero la gente cada vez es menos consciente de esto.


Irving Schiff


Quizás, algún lector, después de leer esto, se lo piense dos veces antes de reclamar al gobernante de turno que regule cualquier conducta en el sentido que a él le parezca correcto.



Supongamos que se prohíbe vapear en los bares y que la propia norma establece como sanción un simple apercibimiento y/o una pequeña multa. Supongamos que tanto el encargado del negocio como un grupo de vapers deciden ignorar la norma porque la consideran arbitraria y su incumplimiento no supone agresión alguna contra la libertad o integridad física de terceros. Si alguien denuncia los hechos y los vapers persisten en su actitud, las Fuerzas de Seguridad se personarán en el local. Si los vapers, negándose a desistir y/o a pagar multa alguna por mínima que sea, y deciden defender - físicamente-  con todos los medios a su alcance su derecho a seguir vapeando en los establecimientos de su propiedad - o donde los propietarios lo permitan- porque consideran que esa conducta entra dentro de la esfera de su libertad individual y no se perjudica a terceros, la Policía tendrá que emplear una fuerza mayor, incluidas sus armas de fuego para impedirlo.

La norma jurídica no es simplemente un: “no puedes hacer eso”; la norma significa: “si haces eso, saco la pistola y te llevo, y, si te resistes, disparo”.

Cualquier norma jurídica por aparentemente nimia, insignificante o intrascendente que sea la conducta que regule, es siempre una pistola en la cabeza; es fuerza. 
Las normas jurídicas que violan derechos individuales destruyen la sociedad.


Vaping




Los vapers y nuestros proveedores estábamos bastante tranquilos hasta que el Estado amenazó con regular nuestras conductas, gravándolas con impuestos especiales y prohibiciones.

- Ningún vaper habría aceptado que otra persona impusiera al productor de e-cigs una concentración máxima de nicotina o un volumen máximo a la capacidad de los cartuchos o depósitos de líquido.

- Ningún vaper ni comerciante ni productor habría aceptado que un tercero les impidiera intercambiar información publicitaria.

- Ningún vaper habría aceptado que un particular le exigiera una comisión (un tributo) por usar un producto que imita el acto de fumar.

- Ningún vaper habría aceptado que un tercero prohibiera el uso del vaporizador en un establecimiento cuyo propietario lo autorizara.

Al contrario, impedir con la fuerza o amenaza de su uso, estos intercambios voluntarios entre vapers, comerciantes y productores habría supuesto la comisión de delitos.

Si a nivel particular, nadie tiene derecho a prohibir una conducta si ésta no lesiona la libertad ni la integridad física de terceros y de igual modo, si nadie tiene derecho a imponer una conducta que lesione la libertad de otros:

- ¿De donde nace el derecho de un grupo especial, (es decir, de un Estado) a prohibir lo que no tiene derecho a prohibir un particular?

- ¿De donde nace el derecho de un gobierno a enviar a su policía contra los vapers  si nadie tenía ese derecho a nivel individual?

- ¿Qué suceso o trasformación mágica o sobrenatural ha surgido para que un mismo acto sea considerado ilegítimo si lo realiza cualquier particular, y en cambio sea considerado legítimo si lo ejecuta un grupo mayoritario?



Yo, como particular tengo derecho a prohibir fumar en mi bar aunque no haya norma que lo prohíba. Sin embargo, yo, como particular no tengo derecho a prohibir fumar en el bar de otro.
Los vapers que defienden la prohibición de fumar en bares y en cambio rechazan la prohibición de vapear en esos mismos bares, caen en una grave contradicción. 
Nadie tiene obligación de entrar a esos bares a respirar aire contaminado. Una vez se acepta el principio de que el Estado debe proteger a los individuos contra su propia necedad no cabe oponer ninguna objeción seria ante nuevas intromisiones. Es irrelevante el cómo se pretendan justificar esas nuevas intromisiones.




para intentar evitar que nos pongan una pistola en la cabeza.
Y los mismos esfuerzos han de realizar productores y comerciantes de estos productos, que ahora se ven obligados no sólo a satisfacer las necesidades de los consumidores, sino también las de políticos y burócratas.
Los Estados y Organismos Internacionales jamás terminarán con el tabaquismo del mismo modo que jamás acabarán con la pobreza. Las diarreas legislativas, las gigantescas regulaciones y la enorme presión fiscal existente en los países desarrollados se usa para financiar una serie de programas sociales manejados por burócratas "profesionales de la pobreza" que no solucionan nada puesto que son ellos mismos el problema que impide a la gente ganarse su propia vida, porque la gente está sometida a las instituciones estatales y a sus asociados corporativos. Del mismo modo, el tabaquismo genera enormes ingresos que se utilizan por docenas de miles de profesionales que viven de ello bajo el disfraz de trabajar por la salud pública. Tratarán por todos los medios promulgar regulaciones que impidan desmantelar sus privilegios.

Grover Norquist, político libertario norteamericano, en pre-campaña electoral, sorprendéntemente acaba de escribir que el vaping será uno de los temas sobre los que pivotarán las proximas elecciones de 2016: "Miles de puestos de trabajo bien remunerados están siendo creados por una industria (e-cig) que, probablemente va a salvar cientos de miles de vidas. La única cosa que puede detenerla son aquellas personas que impulsaron los impuestos al Tabaco para desalentar el tabaquismo y ahora intentan hacer lo mismo con estos productos que están consiguiendo lo que ellos nunca consiguieron: que la gente deje de fumar. Pero su fraude ha sido expuesto: nunca estuvieron con la salud pública, estaban con el dinero".


Cooperación voluntaria y coexistencia pacífica, por Fred Kofman 
(video completo)

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