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lunes, 11 de mayo de 2009

Robinson Crusoe se ha vuelto majara y ha decidido: "mañana sol y buen tiempo"

Está bien que el "dinero" esté barato. Pero, si no lo hay (es decir, si nadie quiere prestarlo barato), ¿Qué hacemos?... muy fácil: imprimirlo y prestarlo a tipos de interés muy reducidos, negativos si es menester.
Vale… entonces… ¿Por qué no se imprimen toneladas de millones de dólares, euros, yenes o libras, para eliminar el hambre y la miseria en el mundo?
Porque lo realmente necesario son los bienes de capital y estos no se crean como por arte de magia, imprimiendo medios de intercambio.
Veamos:
Imaginemos a Robinson Crusoe. Su situación actual es la siguiente: Trabaja 18 ó 20 horas al día (hasta caer rendido) recolectando frutos, pescando y cazando para sobrevivir. Por tanto, sólo duerme o descansa 6 horas/día máximo. No obstante es capaz de ahorrar una o dos piezas de fruta o tubérculos al día, quizás pasando un poco de hambre.

Pero su capital es cero. Sólo cuenta con su fuerza física y sus conocimientos, que son muchos. La cuestión es como ponerlos en práctica si ocupa casi todo su tiempo en alimentarse para sobrevivir.

Necesita capital - bienes de capital- y por tanto ha decidido fabricar un arco y unas flechas. Sabe que todos los días ahorra parte de su comida y ha calculado que tardará 10 días en conseguir el material y fabricar el arco, siempre y cuando dedique a ello, la jornada completa antes de caer exhausto al anochecer.
El proceso es el siguiente: necesita ahorrar comida para poder sobrevivir 10 días. Si iniciara ahora la fabricación del arco- sin haber ahorrado previamente – antes de finalizarlo, moriría de inanición. La preferencia temporal, es decir el mayor valor de los bienes presentes respecto a los bienes futuros, le impide lanzarse a la fabricación del arco sin haber ahorrado previamente.

Si una vez embarcado en la fabricación, se percatara de que ha errado en sus cálculos y en realidad el plazo es superior a esos diez días, tendría que abandonar la fabricación el undécimo día para poder alimentarse de nuevo.


Bien, una vez fabricado el arco y las flechas, el tiempo que emplea en conseguir alimento se reducirá notablemente; es decir, su productividad será mayor, aún trabajando menos tiempo. Vemos que han sido necesarios dos elementos, a saber: conocimientos y ahorro.

Así que llegados a este punto piensa en otros bienes de capital cuyo periodo de producción es mas largo pero por el contrario, son de mayor productividad que el arco y las flechas, de modo que decide construir un sistema de trampas para atrapar animales y unas redes para pescar. Para ello calcula que el tiempo de construcción es de 2 meses a jornada completa.
El proceso es el mismo. Necesita ahorrar previamente alimento para esos dos meses además de mantener el arco y flechas en buen estado, incluso reponiendolos, si es preciso.

Así poco a poco, siempre mediante ahorro previo, irá aumentando sus bienes de capital, cuya función es eliminar el malestar durante su estancia en la isla.
Este razonamiento es una verdad de Perogrullo: es condición necesaria el previo ahorro para poder aumentar los bienes de capital de una sociedad, es decir, la riqueza.

Esto implica forzosamente una reducción previa del consumo. No podemos gastar todo lo que se produce si queremos mantener y aumentar los bienes de capital.

El capital no es algo que se reproduzca solo, es necesaria una previa acción humana encaminada a tal fin.


Pero nuestros gobiernos occidentales y las altas autoridades monetarias se dan de bruces una y otra y otra y otra vez contra el muro de esta verdad insoslayable, como demuestra el hecho de que sus máquinas de imprimir billetes están que echan humo (quantitative easing, lo llaman), a punto de reventar tratando de sustituir el ahorro por toneladas de papelitos y "apuntes contables".
Es como si nuestro Robinson, al estar construyendo el sistema de trampas, se hubiera encontrado un cofre lleno de oro y alhajas, y que tal descubrimiento le hubiera enajenado, se hubiera vuelto completamente "majareta" y perdida por completo la razón, abandonara la construcción de las redes y trampas y emprendiera la fabricación de un enorme navío para surcar el océano, creyendo que durante el periodo de construcción de semejante bergantín podrá canjear las alhajas y el oro del cofre por alimentos y herramientas. O dicho de otra forma: Crusoe cree que, un aumento artificial de la inversión financiada por el cofre de oro (que no proviene de un ahorro real, ya que no hay recursos reales ahorrados), incrementará la renta necesaria para llevar a término su inversión. Es decir, cre que este incremento de renta monetaria, en forma de alhajas y oro, generará por sí mismo el ahorro necesario para financiar la inversión (multiplicador Keynesiano***). Absurdo ¿no?. Bien, pues, …. esto es lo que hacen los políticos y los gobiernos para sacarnos de la/s crisis: lo mismo que hicieron para meternos en ella.


Si el Sr. Crusoe no pierde la cabeza, se percatará que su riqueza no consiste en el cofre de metales preciosos, sino, en sus bienes de capital.

La diferencia entre las sociedades pobres y las ricas, es que éstas últimas tienen más tiempo acumulado en forma de bienes de capital bien invertidos.


***Keynes definió su famoso multiplicador como la inversa de la propensión marginal a ahorrar. Así pues, un incremento adicional de renta es igual al multiplicador por el incremento adicional de la inversión. Entonces, por ejemplo, una sociedad con una propensión marginal a consumir de un 80% tiene una propensión marginal a ahorrar de un 20%. En este caso, el multiplicador de la inversión sería 5 (un 20% medido en tanto por uno es 0,2; y su inversa sería: 1 dividido entre 0,2 = 5). Así que, si incrementamos artificialmente la inversión mediante expansión del crédito o con monetización de deuta pública, el incremento de la renta (y del consumo) sería cinco veces superior al incremento de la inversión, absorviendo de esta forma, el desempleo existente en una sociedad en crisis y creandose a la vez el ahorro necesario para financiar ese incremento de la inversión. Esto sería así puesto que cuando se gaste ese incremento de la inversión, el 80% sería renta de un nuevo agente económico y el 20% se ahorraría, y así sucesivamente.
Keynes dijo que esto funciona siempre y cuando haya recursos ociosos (si no los hubiera, se generaría inflación).
Bien pues ... NO, NO y NO, .... En la isla de Crusoe, prácticamente todos los recursos están ociosos, puesto que está todo sin explotar, excepto un recurso (el cuello de botella), a saber: la mano de obra (solo hay un habitante en la isla). Esto significa que mientras todos, y digo TODOS los recursos necesarios para la construcción del navío no estén ociosos habrá algún "cuello de botella", y es ridiculo pensar que con un aumento artificial de la inversión procedente de dinero nuevo (el cofre con joyas), se logrará finalizar el proyecto.
En nuestra actual sociedad: si todos, absolutamente todos los recursos están ociosos, ¿qué problema habría para que emprenderores y propietarios de factores de producción se pongan de acuerdo?.




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